Ascensión a la Majada de Amuesa

ASCENSIÓN A LA MAJADA DE AMUESA



10021El pasado 29 de mayo, los componentes del Grupo de Montaña "El Estoupo" realizamos la programada ascensión a la Majada de Amuesa en el Concejo de Cabrales.

El topónimo "Amuesa" evoca un pretérito pasado histórico de gran esplendor. Cuenta Sánchez-Albornoz en su obra : " Orígenes de la nación. Estudios críticos sobre la historia del Reino de Asturias. Tomo II " (Oviedo 1974) que los pocos sarracenos que escaparon de la batalla de Covadonga, huyeron hacia el sur camino de la meseta por la vega de Buferrera y Enol, puertos de Ostón y, después de vagar por las laberínticas escarpaduras de la abismal tajada del Cares, ascendieron hasta Amuesa y Bulnes. Poco podían imaginar esos hombres que escondida en uno de los macizos mas agrestes de España, se abría una vasta planicie de pastizal de tanta hermosura.

Teniendo bien presente el ingente patrimonio cultural que esta zona encierra, salimos de Luarca bien temprano en el autobús que, después de un agradable viaje, nos acercaría hasta Poncebos, punto de partida de nuestra ruta. El día en cuestión no amaneció con lluvia pese a l10002as desfavorables previsiones meteorológicas, mas el aspecto del cielo prometía su aparición en cualquier momento. A pesar de ello, cruzamos con ganas el puente de la Jaya para introducirnos en las entrañas de la canal del Tejo. Esta profunda brecha delimita la Sierra de Maín del Murallón de Amuesa. La potente acción erosiva de una lengua glaciar se fue abriendo camino entre esta montañas, dando forma a la citada canal. Esta lengua de hielo se alimentaba de las nieves perpetuas asentadas en lo que hoy son el Jou de los Boches y el Jou sin Tierre. El pequeño torrente que se precipita por la canal, ha ido disolviendo la caliza, completando la acción erosiva iniciada en épocas glaciares. En menos de una hora , siguiendo la senda ascendente donde hasta hace poco resultaba habitual cruzarse con una reata de mulas utilizadas por los vecinos de Bulnes para subir víveres y enseres, alcanzamos el Puente Colines. Poco antes pudimos contemplar momentáneamente la cima del pico Urriello que emergía a duras penas por detrás del monte Acebuco. Cruzando el río ascendimos al Barrio del Castillo de Bulnes, que se asienta en un coteruco a 712 m. de altitud. Este peñasco señalaba el punto de confluencia de las lenguas glaciares que se precipitaban por Valcosín y por la Canal de Amuesa.

No sin antes mantener un grata conversación con alguno de los pocos vecinos que allí continúan viviendo, dejamos el pueblo alcanzando rápidamente la Fuente del Torno. Aprovechamos para reponer fuerzas y rellenar las cantimploras, aún quedaba por venir la parte más dura de la ascensión. Después de una corta llanura que supuso un ligero alivio, emprendimos la ascensión de la Canal de Amuesa. El camino remonta en retorcidas revueltas por la parte izquierda de la canal. La lenta y penosa ascensión nos hacía dirigir la mirada buscando el final, pero la niebla ya no nos dejaba verla. Al alcanzar un incordiante repecho que da paso a la última vega que ya busca el embudo de salida, el húmedo meteoro nos obligó a abrigarnos. Habíamos subido muchos en pantalón corto y camiseta sin necesitar mas ropa, pero el sudor producido por el esfuerzo, unido a la humedad propia de la niebla, aconsejaban abrigarse para evitar desagradables resfriados. Apenas unos costosos metros, alcanzamos el Collado Cima. Al otro lado de la collada se encuentran los pastos de Amuesa, por encima de la barrera de los 1400 m. Sin esperar a que el tiempo nos lo impidiera dimos buena cuenta de los bocadillos.

10008Poco pudimos disfrutar de las vistas desde allá arriba, en esta ocasión cubierta de niebla de color ceniza, que ocultaba las cumbres y empastaba los relieves. No obstante, los que la conocemos, sabemos que la majada de Amuesa no deja indiferente al montañero. Constituye, sin duda, uno de los asentamientos más plácidos dentro del atormentado y caótico mundo calizo del Macizo Central de los Picos de Europa. De las cabañas que allí se "conservan" una de ellas era un refugio de montaña que actualmente se halla en estado de abandono. Sus vecinas, las cabañas afectadas al pastoreo están condenadas a la misma muerte ya que los pastores se van quedando en el pueblo.

Pronto decidimos regresar por el camino andado, desechando otras alternativas propuestas ante el riesgo que suponía la niebla que poco a poco se iba intensificando. La bajada fue rápida y al principio regada por una intensa lluvia. No obstante, al abrirse un claro, pudimos admirar con mas calma el inmenso murallón de Amuesa y añoramos avistar al osífrago de Plinio en su acción de quebrar un hueso. Deseamos que llegue a buen puerto el proyecto de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos que pretende el reasentamiento de estas aves en los Picos de Europa y que en próximas ocasiones podamos constatar que alcanzaron su objetivo.

En la bajada decidimos pasar por la Villa de Bulnes ya que en la subida la dejamos a nuestra izquierda. Bulnes merece una visita: la iglesia dedicada a San Martín, la derruida Casa Rectoral y enfrente el Cementerio, que estuvo techado hasta hace pocos años con el fin de evitar que las avalanchas de nieve enterraran por dos veces a los vecinos fallecidos. Siguiendo el camino de vuelta nos encontramos con el "apeadero" del controvertido funicular con el que los gobernantes de turno pretendieron acabar con el secular aislamiento de Bulnes. Después de una hora de descenso, alcanzamos Poncebos donde nos esperaba el autobús que nos traería de vuelta a Luarca.

Después de una jornada montañera que nos llevó todo el día y a pesar de llegar agotados a casa, en nuestro recuerdo perduraba la leyenda de la placa que en memoria de Luis Martínez " El Cuco"- primer muerto en el Naranjo (2-IX-1928) - figura colocada en el muro del Camposanto de Bulnes y que reza así : "He pasado muy mala noche a causa del frío, pero mirando las estrellas" su adiós del Jou tras el Picu.

(+fotos)

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Sección infantil del grupo de montaña Estoupo