Crónica del Desfiladero del Cares

la carisa

Carisa 129

  El domingo 21 de noviembre el Grupo de Montaña “El Estoupo” se desplazó a tierras leonesas. Esta vez nos disponíamos a realizar en travesía parte de la ruta de la Carisa que, partiendo de la meseta se adentra en la zona central asturiana.

Como siempre, creemos pertinente y recomendable introducir algunas consideraciones históricas respecto a esta vía de comunicación con la meseta.

Ascendiendo al Puerto de Pajares, antes de alcanzar el punto de inicio de la ruta, nuestro compañero Juanjo nos ilustraba indicando que la ruta debía su nombre al Propretor Publio Cariso, que enviado por el emperador Augusto para someter a los rebeldes astures y cántabros allá por los años 26 a 16 a.c., la mandó construir aprovechando antiguos caminos ya utilizados por los pobladores primitivos. Era la segunda vía de entrada en importancia al “Conventus Asturum” después de la de la Mesa.

El hallazgo hace pocos años de un asentamiento romano en plena vía de la Carisa - en el monte curriechos - y una muralla defensivaCarisa 134 a escasos metros del propio campamento romano, hacen pensar a los arqueólogos encargados de las excavaciones que allí se libró una gran batalla para la conquista de Asturias.

La calzada de la Carisa fue utilizada en la época medieval por los peregrinos de Santiago y durante los últimos siglos fue testigo del tránsito de las gentes del lugar como ruta tradicional a Castilla para el intercambio de productos de la tierra y como acceso a los pastizales de montaña. Hoy, la vía romana es una ruta montañera (G.R. 100.1) de 42 kilómetros bien señalizada, que discurre entre las cuencas del Bernesca en León y el Caudal en Asturias por la cumbrera del cordal de Cerraceo y Sierra Ranero, a caballo de los valles de Aller y Lena, dominando desde las alturas, las majadas, valles y aldeas. Su cota mas elevada está situada a 1810 metros bajo las estribaciones del pico “Tres Concejos” (2020 metros).

A las 10,30 de la mañana ya nos encontrábamos en el Pueblo de Pendilla (León). Con la temperatura bajo cero, la helada era considerable. No obstante, el radiante sol que nos acompañaría todo el camino nos ayudó a sobrellevar el frío.

Iniciamos nuestra andadura ascendiendo hasta la collada de Propinde. En sus inmediaciones está el aludido Pico “Tres Concejos “, al que algunos miembros del grupo ascendieron. A partir de esta collada el camino transcurre prácticamente en llanoCarisa 153 y sin complicaciones, solo la nieve acumulada por recientes nevadas hizo el camino más dificultoso. No obstante, las extraordinarias vistas que invaden nuestras pupilas, con las Ubiñas al frente, el Valle de Pajares a nuestros pies y la Sierra del Aramo a lo lejos, compensan el esfuerzo. Era este uno de esos panoramas que quedan fijados para siempre en la memoria y en la sensibilidad de quien tiene la fortuna de contemplarlas. Intentamos recoger tanta maravilla con nuestras cámaras, al par que íbamos indicándonos cada detalle.

Como las fuerzas empezaban a flojear decidimos parar a comer en el mismo camino utilizando las piedras de un arroyo como improvisadas banquetas sobre la nieve. Ese buen momento fue alterado por la irrupción un rebaño de vacas que, asustadas por Carisa 151nuestra presencia, cruzó en tropel siguiendo la senda que nosotros habíamos invadido. Hay que recordar que además de una ruta montañera, la Carisa aún sirve como vía pecuaria para el traslado de ganado desde la meseta hasta los pastos de la zona central asturiana.

Reemprendimos la marcha con un largo y tedioso descenso hasta la localidad de San Andrés, y más adelante hasta la de Parana. Este momento propició la reflexión de los caminantes que , en un ejercicio de teletransporte en el tiempo (nos situamos dos mil años atrás), pudimos ver un valle tupido y salvaje, un valle inmóvil y silencioso, nos atrevemos a pensar que estremecedor. Seguro que estas mismas sensaciones las sintieron aquellos romanos que llegando del interior de la península y atravesando la Cordillera Cantábrica llegaron al Picu La Boya (1731 m) y se establecieron en el asentamiento militar de mayor altitud de la Hispaniae.

Desde Parana , tras dos kilómetros y medio de carretera asfaltada alcanzamos la N-630 donde nos esperaba el Autobús que, tras la preceptiva parada en Mieres para la cata de la cosecha de sidra, nos traería de regreso a Luarca.

(+fotos)

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Sección infantil del grupo de montaña Estoupo