TRAVESIA GENESTOSO-LA PORNACAL-VILLAR DE VILDAS
Cangas de Narcea y en general toda el ala suroccidental de Asturias ofrece al montañero una amplia gama de recorridos. Las viejas formaciones geológicas de materiales precámbricos y paleozoicos sobre los que se halla enclavado este territorio son regadas por numerosas corrientes fluviales de rápido curso. Se combinan suaves elevaciones de la sierra litoral, jalonadas por lomas y amplios rellanos, con los fondos de los valles y las elevadas cabeceras de los ríos. Internarse en estos parajes y disfrutarlos constituye aún una asignatura pendiente para muchos asturianos.
En esta ocasión hemos escogido como punto de partida para la excursión celebrada el 8 de octubre pasado, el pueblo cangués de Genestoso (1180 m). El acceso se realiza desde Cangas por la carretera de Leitariegos, tomando a la altura de las Mestas el desvío a Civea. Es conocido, además de por las espectaculares nevadas que la aíslan en los crudos inviernos, por el queso de fuerte sabor que elaboran con leche de cabra y vaca sus vecinos.
Partimos desde el final del pueblo e iniciamos la ascensión hacia el Valle de los Corros siguiendo una vertebrada pista que va ganando altura a su paso sobre las praderas de las Carruexas y junto a la fuente de la Pasadina. Una vez en el Valle de los Corros, continuamos en ligero ascenso hasta el Collau de Les Tres Llagunes. Poco antes, pudimos contemplar la única laguna permanente del conjunto. Reanudada la ascensión aparecen las otras tres que dan nombre al collado. En este paradisíaco emplazamiento ya en tierras leonesas,hicimos un receso que aprovechamos para realizar innumerables fotografías que pasarán a engrosar nuestro ya bien nutrido catálogo fotográfico.
Reiniciamos la marcha cogiendo un poco más de altura hasta la Gobia Mochada, caminando por la cabecera del valle de Orallo, atravesando un gran arandanedo. Desde el Collado, siguiendo el discurrir del antiguo camino real que comunica el somedano Valle de la Cerezal con el Valle del Acebo de Cangas de Narcea, alcanzamos el collado de Entrecuetos, que separa las cumbres del El Cabril y Peña Treisa. Desde Entrecuetos, ascendimos en poco tiempo a la cima de El Cabríl (1925 metros). La estancia en esta atalaya nos permitió contemplar la singular belleza de los puertos de la Paredona y la Pornacal, pero el tiempo apremiaba y pronto descendimos nuevamente hasta la collada de la Gobia Mochada. Desde allí, la ruta discurre en llano hasta el puerto de Las Cerezales, divisando constantementeel Cebolledo y el Cornón y dejando a nuestra derecha los valles lacianegos de Sosas, San Miguel, Orallo… Por sus laderas pudimos avistar, en aquella ocasión, la ágil silueta de los rebecos que, asustados por nuestra presencia, corrían en busca de lugares más tranquilos donde pastar.
Descendimos enpronunciada pendiente entre pastizales y piornales inundados por las desbordadas aguas del naciente rió Pigüeña, muy crecido tras las recientes lluvias. En poco tiempo nos encontrábamos ya en la Braña de los Cuartos ó Braña Viecha, donde descansamos y comimos. Esta braña es la mas antigua de la zona, y sus cabañasde planta circular (corros o chozos) están semiderruidas y en patente desuso.
Después comer descendimos por una pista, siguiendo el valle y el cauce del Pigüeña, hasta la braña de la Pornacal, la más emblemática del Concejo. Forman el conjunto de esta braña una treintena de teitos de escoba, muchas de ellas aún en uso. En la Pornacal las cabañas tienen forma rectangular, con dos alturas, la inferior se aprovecha como cuadra para el ganado y la superior como dormitorio y tenada.
Cruzamos la Pornacal y la abandonamos descendiendo hasta Villar de Vildas donde finalizó nuestro recorrido a pié. Vale la pena dar un paseo por las estrechas calles de Villar de Vildas y contemplar algunos buenos ejemplos de arquitectura tradicional asturiana, con casas de dos plantas y un buen número de hórreos distribuidos por todo el pueblo. Desde luego, se trata de un lugar con ambición turística, donde se han rehabilitado casi todas las casas y construido hoteles dedicados al alojamientos, pero sus vecinos, como pudimos constatar y comprueban los visitantes, siguen manteniendo la orientación ganadera iniciada por sus mayores con una excelente cabaña bovina de raza autóctona de los Valles. Así han logrado aunar esas dos variables, tradición y desarrollo, que habitualmente se contraponen.
(+fotos)