El Estoupo en el Cares.

EL ESTOUPO EN EL CARES 

El domingo 15 de julio, antes del descanso veraniego,los del Grupo de Montaña Estoupo retornamos a la Garganta del Cares. En el viaje de ida nos asaltaban los mismos temores de todas las veces que nos acercábamos a Picos de Europa: el exceso de calor, el posible cambio de las condiciones climatológicas, la profusión de turistas …. Sin embargo, acudíamos una vez más con el entusiasmo de los primerizos, ilusionados con la perspectiva de poder realizar una actividad montañera deseada y esperada. Tanto se había hablado de ella que la expectación cundió entre los aficionados. Gracias a ello, la asistencia a esta salida fue muy importante.

Esta vez la excursión la planificamos contando con diversas opciones, de forma que cada participante pudiera adherirse a aquella que considerara más adecuada a sus posibilidades. La primera opción consistía en realizar la ruta del cares, desde Poncebos a Caín y vuelta a Poncebos (aproximadamente 24 Km. y unas seis horas para su desarrollo.). La segunda, de menor entidad, con ascensión por la Canal del Texo hasta Bulnes y regreso (tres horas aproximadamente). La última, la más dura, la que en términos ciclistas se trataba de la etapa reina de la temporada y sólo estaba reservada para la élite, se desarrollaría ascendiendo por Bulnes y Amuesahasta el Collado Cerredo, descendiendo después por la Canal de Piedra Bellida, Pando Culiembro, Puente de Viella para enlazar con la ruta del Cares y finalizar en Poncebos (aproximadamente 1300 metros de desnivel y se invertirían unas 7 horas y media en el recorrido ).

Llegamos temprano a Poncebos entrando en la “garganta divina” como con emoción no exenta de cursilería la denominó el Marqués de Santa María de Villar. En la desviación hacia el Puente de la Jaya el Grupo de dividió en dos, unos seguían por la ruta del Cares y otros ascendían por la Canal del Texo hacia Bulnes.

Como permanecíamos intercomunicados a través del los Walkie-Talkie, en todo momento conocíamos la ubicación del otro grupo. Mientras los del Cares ascendían sudorosos el repecho hasta Los Collaos, los de Bulnes afrontaban los recuestos de la Canal del Texo. Cuando el grupo de Bulnes alcanzóel Puente Bolín, los que se dirigían a Collado Cerredo lo cruzaron y ascendieron directamentehastaBulnes de Arriba. Los demás continuaron hacia el pueblo de Bulnes ya que en su entorno habían previsto diversas actividades.

El grupo de la ruta del Cares había alcanzado Los Collaos y admiraba desde esa atalayala senda tallada en la roca por donde pronto discurriría su caminar. Mientras, el otro grupo continuaba ascendiendo hasta la Fuente del Torno, donde hicieron acopio de agua. Atravesaron el llano del mismo nombre y atacaron la Canal de Amuesa. La fuerte pendiente de la Canal se hacía más dura si cabe a causa del sol de justicia con el que en esta ocasión nos recibieron Los Picos. Alcanzados los puertos de Amuesa se imponía un recesopara descansar y reponer fuerzas.

En la ruta del cares el esfuerzo sin duda era mucho menor. Transcurría la marcha plácidamente por la vertiente del Macizo Occidental de los Picos mientras los caminantes observaban la vertiente del Macizo Central con sus largas y penosas canales que se precipitan desde el corazón mismo de aquél. Dos de las Canales, la de Sabugo y la de Estorez, descienden directamente desde los puertos de Amuesa, donde se encontraban los compañeros de grupo. Recorridos cinco kilómetros por la senda, alcanzaron la majada de Culiembro. Enfrente, pudieron divisar la pradería y la cabaña de La Quintana a donde se asciende por Pando Culiembro tras atravesar el puente de madera de Puente Viella. Por ese sendero iban a confluir, mas tarde, a la Senda del Cares los compañeros provenientes Collado Cerredo.

Los de Amuesa, recuperado ya el resuello, se dirigieron poco a poco, en cómoda travesía, hacia la falda de los Traves. El grupo de la senda del Cares, mientras tanto,disfrutaba del paisaje,cruzaban el puente de Bolín,donde las paredes de uno y otro macizo se dan la mano, y después el de los Rebecos. Es en este punto de la senda donde cobra especial y justo significado la descripción que de esta garganta realizó Víctor de la Serna : “ Espectáculogeológicomás impresionante de la Península Ibérica “. Impresionados por la espectacularidad del paisaje atravesaron la zona de túneles con ventanales excavados en la roca y alcanzaron inmediatamente las casas del pueblo leones de Caín, donde comieron y descansaron. Al iniciar el regreso a Poncebos, tuvieron conocimiento de la llegada del otro grupo a Collado Cerredo. El collado les había recibido con la atmósfera limpia. Se dirigieron al espolón y desde allí divisaban con todo su esplendor la Garganta y el pueblo de Caín rodeado de las elevadas cumbres de la Robliza (2.245 m.) y Jultayu (1.935 m.). Por el Walkie comunicaron que iban a descansar y comer en ese inigualable promontorio, antes de afrontar el descenso por la pindia canal de Piedra Bellida.

Desandando el camino recorrido por la mañana,con la presencia de nubes y alguna racha de viento que aliviaban el calor, regresó el grupo del Cares a Poncebos con el único inconveniente, si cabe, de tener que salvar nuevamente Los Collaos.Se trata de un repecho que hay que afrontar antes de acabar la senda, cuando las fuerzas ya flojean y las piernas no responden, por ello se le viene denominando muy acertadamente “ La Puntilla”.

Los de Collado Cerredo venían descendiendo por Pando Culiembro, aún les quedaba cruzar el puente La Viella, ascender hasta la ruta del Cares y recorrer por ella los últimos cinco kilómetros hasta Poncebos. Los demás, cómodamente y tomando un refrigerio, les esperaban. Miraban y admiraban el rió Cares, con sus aguas de color verde, transparentes y frías. Un río tremendamente esforzado que nace en la hoyada de Valdeón y del que escribe José Ramón Lueje : “… Los murallones y derrubios de la montaña se aprietan, y júntanse, hasta lo inverosímil. Hade hender su paso por el imponente y caótico cerramiento del macizo Central y del Occidental, labrando un colosal cañón de separación y frontera que alcanza a llegar hasta la encrucijada de Poncebos.”

Embelesados por el paisaje, por fin, vieron llegar a los resueltos compañeros de fatigas. Unos minutos para descansar y asearse y regresamos Luarca,quedando emplazados para Septiembre en que se reinician las actividades previstas en el calendario anual del Grupo de Montaña.

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Sección infantil del grupo de montaña Estoupo