EL ESTOUPO EN EL PARQUE NACIONAL DE MONFRAGÜE

Aprovechando el Puente del Pilar, los del Estoupo nos desplazamos a tierras cacereñas. El buen tiempo que este otoño nos brinda, nos acompañó a lo largo de lastres extraordinarias jornadas que disfrutamos en la Comunidad Extremeña.

El viernes 12 de octubre salimos temprano de Luarca. La ruta de la plata era el trayecto elegido para tan largo viaje. En la histórica Plasencia hicimos un alto en el camino para comer y descansar. A media tarde llegamos a Trujillo, ciudad extremeña que se eleva orgullosa y vigilante sobre una sorprendente y hermosa prominencia granítica. Vistamos, acompañados por una guía oficial de la Junta de Extremadura, esta bellísima ciudad medieval que constituye un verdadero museo al aire libre.

Después de conocer Trujillo, nos dirigimos a la ciudad de Cáceres, otro privilegiado conjunto monumental que pudimos visitar en la noche del viernes aprovechando la proverbial iluminación con la que está dotada su parte antigua. A la mañana siguiente, atravesando la penillanura cacereña, nos dirigimos al Parque Nacional de Monfragüe, referencia obligada del bosque y matorral mediterráneo. Primero visitamos el Centro de Interpretación del Parque, situado en Villareal. Después, partiendo de ese punto,iniciamos una ruta a pié cruzando el río Tajo por el Puente del Cardenal para desde allí ascender al Castillo. Desde este magnífico mirador, de origen árabe, pudimos contemplar el Parque en toda su extensión. Divisamos grandes extensiones de bosque mediterráneo y el discurrir del Tajo y su afluente, el Tietar, que se encargaron a través de los siglos de esculpir grandes farallones donde hoy anidan espectaculares colonias de buitres leonados en feliz cohabitación con el halcón peregrino, el águila perdicera, y el búho real. En el lugar denominado “el Salto del Gitano” pudimos observar, de cerca y en su entorno natural, a los buitres, a las cigüeñas negras y a los alimoches. El regreso lo realizamos siguiendo la margen izquierda del río, topándonos, para deleite del grupo, con una pareja de nutrias jugueteando en la orilla.

Regresamos a Cáceres para hacer noche y la encontramos más animada. Era sábado y hacía buen día. La gente aprovechaba la bondad climatológica para deambular por el Paseo de Canovas y charlar animadamente con sus amigos en las terrazas de la Plaza Mayor. Tal parece que los extremeños y extremeñas que nos encontramos en la calledesean fervientemente que se cumpla el deseo que el gran cantautor extremeño Pablo Guerrero exclamabaen la última parte de su canción Extremadura (del álbum: Pablo Guerrero en el Olimpia) que termina diciendo: Ay, mi Extremadura amarga – Ay, mi Extremadura levántate y anda. La gran mayoría de los del Grupo dedicamos esa noche a disfrutar del buen ambiente de esta pequeña ciudad.

El domingo tocaba regreso. Dejamos con cierta tristeza la ciudad de Cáceres, declarada en 1986 Ciudad Patrimonio de la Humanidad por el conjunto monumental que alberga, pero aún nos quedaba visitar la Ciudad del Tormes (Salamanca) que también fue declarada Ciudad Patrimonio de la Humanidad en 1988. Una visita guiada nos condujo por los históricos lugares de la vieja Helmántica, una hermosa urbe de notable interés artístico y cultural, sin duda una de las más bellas de España y en la que el Ayuntamiento, tras el traslado a Cataluña de los documentos integrantes del patrimonio histórico español referidos a la Guerra Civil española custodiados en un Archivo Nacional con sede en dicha ciudad, con un gesto sin precedentes ha decidido cambiar el nombre a la calle Gibraltar en la que se encuentra el Centro, por el de “calle del Expolio”,

Después de comer en Salamanca, ya solo nos quedaba aprovechar el viaje de regreso para descansar y rememorar los buenos momentos vividos en los días precedentes.

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