El Estoupo, en la empinada cuesta que sube….al Llosorio. 

El Pico Llosorio es poco conocido salvo en los ambientes montañeros. Si acaso, los lectores de la zona occidental pueden recordar que existe un pueblo en el Concejo de Coaña con ese mismo nombre.
Sin embargo, si hablamos de los pueblos de Cuna y Cenera. De la romería de San Cosme y San Damián, a muchos lectores de este semanario les vendrá a la memoria la famosa canción La Romería de Víctor Manuel: “Se van por la carretera cruzando Cuna y Cenera, canta la pena el romero y la vieja su consejo. Por San Cosme y San Damián cuidado neña tempranano pases el maizal no lo riegues con tus lágrimas”. 
Entonando la conocida canción, los del Grupo de Montaña Estoupo nos acercamos el pasado 2 de diciembre al valle de Cuna y Cenera, en el Concejo de Mieres. Este valle lo confinan los cordales de Cuba y Segá, así como la sierra de Diego y la de Gallegos. En el cordal de Cuba se encuentra el Llosorio, formando lindero entre los vecinos Concejos de Mieres, Riosa y Morcín.
La ruta la iniciamos, pasado Cenera,en el cruce donde se toma la carretera local MI-4 por la que ascendimos hasta alcanzar Villar de Gallegos, típico pueblo de la zona central asturiana quese encuentra situado en un altozano con bellas vistas hacia el valle. Desde Villar de Gallegos se nos presentaban dos alternativas: La primera y más rápida consistía enascender directamente hasta la Campa Tío Vicente afrontando unos duros recuestos por donde transcurre el camino carretero. La segunda, menos rotunda aunque más larga, fue la elegida. Tomamos un camino que en ligera progresiónnos conduce hasta el Collado Pando, desde allí, girando a la derecha nos dirigimos siguiendoel cordal hastala antes citada Campa Tío Vicente. Ya nos encontrábamos en la ruta. Faldeamos el Pico Carba, recorrimos el Collado Palmir y proseguimos con espaciosas paradas por la pista de tierra que sin darnos cuenta nos condujo a unos metros de la cumbre del Llosorio. Esta vez, todos los miembros del grupo hicimos cumbre, incluso el cachorro de mastín que nos sirvió de compañía durante un buen tramo de camino.
Mientras comíamos en la cúspide, llegó el momento del ¿ aquél, que pico es..?, o … ese pueblo ¿Cuál será? El magnífico día con una excelente visibilidadnos permitió dar, o recibir en muchos casos, una verdadera lección de geografía física. El Monsacro custodiando la Foz de Morcín por un lado, en la lejanía el Pico Polio, Peña Mea y Pico Torres. Los pueblos de Riosa vigilados por el Angliru por otro. El Pozo Nicolasa (que más bien es un pico invertido hacia el centro de la tierra ) y los pueblos del Valle de Cuna y Cenera a nuestros pies. Después del adiestramiento descendimos rápidamente siguiendo elCordal de Gallegos. No se nos escapó visitar la curiosa capilla de la Virgen Pastoral, donde , desde hace unos años, se celebra en el mes de julio la fiesta anual vaquera que congrega a los ganaderos de la zona para rendir culto a una talla hermosa y blanca que según dicen se trajo de Sevilla. Después de la misa, dicen que nunca faltan los corderos a la estaca y buena sidra. En muy poco tiempo nos encontrábamos ya en el Santuario de los mártires de Valdecuna. En este lugar se dan la mano en perfecta armonía la advocación religiosa correspondiente a San Cosme y San Damián, médicos-farmacéuticos de origen oriental con fama de «milagreros», junto con la explosión de vitalidad de una romería campestre que se celebra cada 27 de septiembre, declarada fiesta de interés turístico nacional en 1969.
En el precioso pueblo de Valdecuna acababa la ruta y a esas alturas ya nos habían quedado claras dos cosas: que los romeros no suben a la fiesta de los mártires <con los corderos al hombro>sino más bien con tortillas, empanadas y otras viandas y que lo de los maizales fue, sin duda, una licencia de nuestro paisano Víctor Manuel. Nosotros, en estas fechas no encontramos rastro alguno de maizales.

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